La actividad económica mas importante es la ganadería
dedicada a la explotación láctea y derivados, con un sistema basado en los
desplazamientos del ganado a los pastos de altura en primavera y verano.
Adaptado a esta forma de vida se comienzan a construir las cabañas pasiegas
cuyo origen contrastado se señala en el siglo XVI. Cabañas que en un principio se hacían de
madera y luego de piedra, acondicionadas para las necesidades de la explotación
ganadera. Siempre construidas con materiales locales y próximos, suelen ser de
dos plantas, la parte baja para establo y la superior habilitada como vivienda,
los tejados son de lajas de piedra o “lastras”. Se calcula que en los valles
pasiegos existen cerca de 800 cabañales en buen estado de conservación. Una vez
llegado el invierno bajaban a la aldea, en núcleos de población estables que se
fueron formando alrededor de las iglesias y monasterios a lo largo de la edad
media, Vega de Pas, San Pedro del Romeral y San Roque de Riomiera.
Es destacable en la historia de estos valles el papel de las
mujeres, sobre todo aquellas que salieron de su tierra para ser “amas de cría”
de los hijos recién nacidos de la nobleza y de la alta burguesía.
El Valle del Miera es el más occidental, destaca por sus
bosques de hayas. En la cuenca alta es abrupto pero ya en su parte media
podemos encontrar cabañas pasiegas y en su parte baja balnearios como el de
Liérganes. En la cabecera del Miera se encuentra San Roque de Riomiera que celebra
en Septiembre la fiesta del “Orgullu Pasiego”, con actividades relacionadas con
su idiosincrasia, como el salto pasiego o el corte de troncos entre otros. En
esta zona se ha conseguido la recuperación de especies como el rebeco,
desaparecido durante muchos años en este entorno.
En el Valle del
Pisueña las cabañas aparecen por doquier. De su arquitectura destaca la
Colegiata de Santa Cruz de Castañeda de los siglos XI y XII, la iglesia románica
de San Andres, Nuestra Señora de la Asunción, el Santuario de Nuestra Señora de
Valvanuz (patrona de los pasiegos) que se celebra el 15 de agosto y como
destacada representación civil el Palacio de Soñanes.Un municipio importante en
el curso de este rio es Selaya, en su origen, Sel del Haya, su nombre proviene de
los seles o lugares cercados en redondo donde se guardaba el ganado alrededor
de una especie de ara de piedra en la que se encendía fuego para alejar a los
lobos y otras alimañas durante la noche.
El Pas es un rio salmonero de más de setenta kilómetros, que
divide a Cantabria en dos por su mismo centro. El nombre de Pas ya aparece en
documentos del siglo XI, citado por Salvador de Oña. En la cabecera del rio se
sitúa el pueblo de La Vega de Pas, en este municipio está enclavado el museo
etnográfico de Las Tres Villas Pasiegas. Su camino está plagado de molinos que
trituraban el grano, primero trigo y después maíz por ser este abundante en la
zona y extraordinarios balnearios como Alceda y Ontaneda, conocidos ya en
tiempos de los romanos, famosos por sus aguas sulfurosas. Casi al final de su
recorrido está Puente Viesgo, donde se encuentran las cuevas de el castillo y
las monedas, prueba del arte rupestre paleolítico y declaradas patrimonio de la
humanidad por la Unesco en 2008. Es un valle con un rico y amplio valor
arquitectónico, cabe mencionar la
iglesia de Santa María de Cayón. Señalando de manera curiosa que en el pueblo
de Vejorís, bañado por el Pas, está el solar de don Francisco de Quevedo y
Villegas, la casa de sus mayores que nunca olvidó.
Es un lugar privilegiado en una naturaleza que conserva todo
su verdor y con un bosque autóctono representado por robles, fresnos, castaños,
olmos, arces, alisos y tilos, ríos en los que disfrutar el deporte de la pesca y
elevadas cumbres que sobrepasan los 1500 metros de altitud con un fuerte
relieve consecuencia de su origen glaciar.

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