El faro de Cabo Mayor o faro de Bellavista está situado en
la zona norte de la ciudad de Santander. Se levanta sobre los acantilados de
cara al mar cantábrico, obedeciendo su origen a la solicitud que unos
comerciantes hicieron a las autoridades considerando imprescindible su
construcción para el desarrollo del puerto. Hasta entonces en ese mismo enclave
existía un atalayón desde el que se hacían señales a los barcos tanto de día,
con banderas, como de noche, con fuego.
La primera tentativa de construcción del faro fue en 1778
cuando el ingeniero de la marina Joaquín Ibarguen presento su proyecto, pero
fue en 1833 cuando se aprobó la idea definitiva siendo inaugurado el 15 de
agosto de 1839. El diseño finalmente desarrollado fue del capitán de navío
Felipe Bauzá con la aportación de Domingo Rojí. La obra tuvo un coste de
460.000 reales.
La torre del faro es cilíndrica, materializada en piedra de
sillería con una altura focal de noventa y un metros desde el nivel del mar y
treinta metros sobre el terreno, se asienta sobre un tambor octogonal que en principio
fue la casa del farero, acompañado todo el conjunto por unos edificios donde se
alojaban los técnicos de señales marítimas y también disponían de zona de
servicio del propio faro. Fue sobre todo la incorporación de grupos
electrógenos, sirena de niebla y otros equipos técnicos lo que llevo en 1935 a
la ampliación. En sus inicios el primer foco luminoso era un mechero de aceite
con tres mechas que proyectaban un cono de luz de tres pulgadas de base y dos
de altura, moviéndose este ingenio por un sistema de pesas. Su equipo óptico
estaba formado por ocho lentes, cien espejos superiores y sesenta inferiores
que concentraban el haz de luz por reflexión. Era un sistema de lente Fresnel
que daba una luz fija con un destello cada minuto, cuya construcción fue
realizada en París.
En 1877 pasó a utilizar como combustible aceite mineral,
siendo el primer faro en España en incorporar este sistema. En 1913 se instaló
una lampara de vapor de petróleo que mejoro el alcance y en 1920 se incorporó
al faro el aparato óptico que funciona hasta nuestros días ininterrumpidamente,
salvando incluso el percance que sufrió el 23 de febrero de 1982, cuando un
rayo rompió todos los cristales de la linterna dejando fuera de servicio el
sistema de rotación y el reloj encargado de los destellos, tuvo que utilizarse
el trabajo de tres fareros para poder seguir realizando sus funciones. Este
sistema de marca francesa era bivalvo, de paneles catadriópticos, que ha
conocido hasta ahora tres focos luminosos diferentes, tres sistemas de rotación
y dos sistemas de sustentación. A partir de 1935 ya funcionaba con
electricidad.
En la actualidad el faro emite una luz blanca con un alcance
de dos millas en intervalos de diez segundos, con una señal acústica que emite
la letra ''M'' con dos pitidos largos cada cuarenta segundos.
El faro está deshabitado desde el año 2001, por lo que todas
sus instalaciones dedicadas anteriormente a vivienda y anexos se convirtieron
tras una rehabilitación en un Centro de Arte en la que se muestra la colección Sanz-Villar.
Esta familia de pintores ha depositado una vasta colección de más de dos mil
piezas de temática siempre asociada a los faros y el mar. Se puede visitar
también una pequeña colección de piezas relacionadas con el mundo náutico.
Desde este mismo lugar parten unas sendas costeras con
itinerarios que permiten disfrutar de este privilegiado paisaje.
