Situado en la ciudad de Santander entre abruptos acantilados
y hermosas playas, rodeado de un amplio parque, en el que encontraremos una
extensa muestra de árboles y plantas, tilos cedros, palmeras con el pino como
variedad más abundante. Este singular enclave está ubicado en la parte mas
elevada de la Península de la Magdalena que con una extensión de 25 hectáreas proporciona
varios caminos para pasear y disfrutar unas vistas inigualables. Por la
vertiente sur la bahía exhibe sus playas de la Magdalena y de Bikini y por la
vertiente norte la vista del faro de Cabo Mayor y el abra del Sardinero, sin
despreciar la panorámica de la ciudad desde la parte oeste y la visión del mar
Cantábrico con la isla de Mouro a la entrada de la
singular bahía.
Su historia comienza
cuando en 1904 el Ayuntamiento recupera al Estado en usufructo la Península.
El 23 de abril de
1908 el consistorio decidió ceder al rey Alfonso XIII el terreno de la Península
de la Magdalena no por casualidad si no porque el rey había manifestado en
varias de sus visitas a la ciudad que aquel lugar era “una maravilla”. El
ayuntamiento vio así la oportunidad de situar la ciudad como destino de veraneo
de la aristocracia, la pujante burguesía y todas aquellas personas con posibles
que huyendo de una Europa en guerra buscaban una ciudad balneario tranquila y
sin sobresaltos.
Comienzan las obras en 1909 bajo la dirección de los
arquitectos cántabros Javier González Riancho y Gonzalo Bringas, tras una
suscripción popular para la ejecución del proyecto, siendo de importante
consideración la aportación económica que hizo Ramón Pelayo de la Torriente,
futuro Marqués de Valdecilla. El presupuesto inicial era de 700.000 pesetas de
la época. El edificio de estilo ecléctico con gran influencia de la
arquitectura inglesa y francesa, construido con piedra de mampostería
procedente del barrio de Cueto en la ciudad, con cubierta de pizarra. Presenta
una planta rectangular de 91 metros de largo por 21 metros de ancho, con un
cuerpo saliente hacia el norte de 20 metros de lado. Consta de sótano, planta
baja, planta principal, ático y desván. Dispone de dos entradas principales,
una norte con pórtico y otra en la zona sur con escalinata de dobles tramos. La
fachada alterna los sillares de piedra en esquinas y vanos, con el sillarejo en
los muros. Sus diferentes alturas se separan por impostas horizontales. En
alzado las fachadas son asimétricas, abundando entrantes y salientes que dan la
sensación de varios cuerpos independientes. Destacan los dos torreones
poligonales en la fachada principal. Los tejados no guardan la misma altura y
su vertiente es mas acusada que los de la zona, asemejándose a los ingleses, lo
mismo que ocurre con los dos niveles de las buhardillas.
En 1911 se terminan las obras y en 1912 el ministerio de la
guerra entregó definitivamente al ayuntamiento los terrenos y edificios de la
Magdalena. El cuatro de septiembre de ese mismo año la Reina entro por primera
vez en su Palacio y el día siete se procedió a la entrega solemne de las llaves
al rey.
El cuatro de agosto de 1913 comenzaron los reyes sus
veraneos en Santander ininterrumpidamente hasta 1930. Fue la reina Victoria
Eugenia quien disfruto especialmente de este entorno que le evocaba recuerdos
de su añorada isla de Wight.
Forman también parte del conjunto las Caballerizas Reales
construidas en 1918, en la parte baja de la península, dentro de un claro
estilo inglés, dada la gran afición de los reyes por los caballos y más
concretamente por la equitación. Junto a las caballerizas se encuentra el
Paraninfo, espacio dedicado a la celebración de diversos actos académicos y
culturales. Fue construido en los años treinta por González de Riancho en un
estilo racionalista que contrastaba con el estilo de las Caballerizas.
Con la llegada de la II República, el nuevo gobierno incautó
los bienes de la familia real y con ellos el Palacio y la Península. Destacar
que este Palacio es desde 1933 la sede, en un principio de la llamada Universidad internacional de
verano refundada en 1946 como Universidad Internacional Menéndez Pelayo, donde
se imparten cursos en la época estival de materias muy variadas y atractivas, tanto
por el profesorado que imparte estas clases como por las temáticas que
representan lo más puntero, tanto a nivel nacional como internacional.
Después de los años de la República ya en 1939 y tras un
periodo en el cual el palacio y sus edificios anexos fueron utilizados para fines
bélicos, llego un periodo de abandono.
En 1941 sirvió como refugio para la gente que había quedado
sin hogar tras un incendio que asoló la ciudad. Desde este año fue propiedad de
Don Juan de Borbón, hijo de Alfonso XIII y Conde de Barcelona, hasta 1977
cuando fue adquirido por el Ayuntamiento por ciento cincuenta millones de
pesetas, novecientos tres mil euros de hoy. Don Juan, puso algunas condiciones
para su venta y entre ellas destaca la reserva de habitaciones para las
estancias de los futuros reyes de España
.Los enseres que quedaron en el palacio se dejaron en depósito, cuadros , lámparas,
muebles, estado en el que se encuentran actualmente. Desde entonces los
ciudadanos podemos disfrutar de todo el entorno.
Los años de abandono desembocaron en una rehabilitación que
se realizo desde la presentación del proyecto en 1990 hasta la finalización en
1995. Se restauró tanto las dependencias históricas, vestíbulo, comedor, salón
de la reina, salón de música, biblioteca y en general todo lo que necesitaba
una adecuación a la normativa de seguridad requerida para los salones
convertidos en aulas, dormitorios, para el desarrollo de una actividad con gran
afluencia de personas. De todas las dependencias, fue el sótano en la que más
reformas se realizaron. Los arquitectos encargados de las obras fueron Luis de
la Fuente Salvador y Juan Manuel Echevarría.
Además del Palacio también se puede disfrutar en la visita
de un pequeño zoo, de un parque infantil y podemos contemplar un pedazo de
historia viendo la balsa con la que atravesó el Pacifico y los tres galeones
con los que cruzó el Atlántico, el navegante cántabro Vital Alsar.
Declarado bien
de interés cultural en 1982, en la actualidad el Palacio es sede de congresos y
reuniones, en verano se continúan desarrollando los cursos de la Universidad
Menéndez Pelayo. Presenta una zona museística que puede visitarse y existe la
posibilidad de celebrar bodas civiles.
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